Niccolò Paganini nació en Génova en 1782 en el seno de una familia de
comerciantes. Muy pronto mostró unas extraordinarias dotes para la música
interpretando melodías con una vieja mandolina cuando nada más tenía seis años.
Ya con doce, su padre, confiado y expectante respecto de las posibilidades
económicas del potencial de su hijo, le regaló el primer violín.
A los 13 años ya triunfaba en una gira por
Europa y se consagraba como un virtuoso violinista, aunque también exhibía un
gran dominio sobre otros instrumentos (mandolina, piano y guitarra). El éxito profesional ya no
dejaría de sonreírle, pero en lo que a la vida personal se refiere, Niccolò
resultó ser algo más disoluto: noche, tabernas, alcohol, mujeres...
Paganini era un tipo muy alto, de manos
grandes y extremidades alargadas,
melena revuelta, desgarbado atractivo y presencia magnética. Se dice que su mano abierta medía (nada más y nada menos que) 56 cm. Lo cierto es que su manera de tocar dejaba boquiabiertos a quienes tenían la suerte de contemplarlo. Llevó hasta límites difícilmente creíbles algunas técnicas de violín (triples cuerdas, glissando, pizzicati, arpegios…) de entre las que cabe destacar una habilidad que todavía hoy sorprende a músicos de todo el mundo: en ocasiones, dejaba en el instrumento una sola de sus cuatro cuerdas; con ella Paganini era capaz de interpretar piezas de elevada dificultad manteniendo las distintas voces, llegando al extremo de crear la ilusión de varios violines sonando al tiempo. Aderezaba sus conciertos con altas dosis de improvisación.
melena revuelta, desgarbado atractivo y presencia magnética. Se dice que su mano abierta medía (nada más y nada menos que) 56 cm. Lo cierto es que su manera de tocar dejaba boquiabiertos a quienes tenían la suerte de contemplarlo. Llevó hasta límites difícilmente creíbles algunas técnicas de violín (triples cuerdas, glissando, pizzicati, arpegios…) de entre las que cabe destacar una habilidad que todavía hoy sorprende a músicos de todo el mundo: en ocasiones, dejaba en el instrumento una sola de sus cuatro cuerdas; con ella Paganini era capaz de interpretar piezas de elevada dificultad manteniendo las distintas voces, llegando al extremo de crear la ilusión de varios violines sonando al tiempo. Aderezaba sus conciertos con altas dosis de improvisación.
Sus contemporáneos, mujeres y hombres del
romanticismo, lo miraban con una mezcla de admiración y desconfianza. A causa
de su técnica (literalmente: diabólica) y de haber esquivado las consecuencias
legales de algún asuntillo tirando a turbio que lo involucraba en un asesinato
(dato éste que forma parte de la leyenda, pues no hay constancia histórica), a
Niccolò Paganini lo conocían como «el violinista del diablo».
Son muchas las anécdotas que se cuentan sobre
él, pero destaca la siguiente, ocurrida en París cuando, una noche,
Paganini tuvo que alquilar un coche para que le llevase al lugar donde tenía un
concierto. Al llegar, le preguntó al cochero:
–¿Cuánto le debo?
–Veinte francos.
–¿Veinte francos? ¿Tan caros son los coches en París?
–Mi querido señor –respondió el cochero, que le había reconocido–: cuando se ganan cuatro mil francos en una noche por tocar con una sola cuerda, se pueden pagar veinte por una carrera.
Paganini se enteró por el portero de la sala del precio justo y volvió al coche y le dijo:
–He aquí dos francos que es lo que le debo; los otros dieciocho se los daré cuando sepa conducir el coche con una sola rueda.
La obra de Niccolò Paganini está compuesta por veinticuatro caprichos para violín solo, seis conciertos y algunas sonatas. También fue autor de alrededor de 200 obras en que, de algún modo, se daba protagonismo a la guitarra.
Muy deteriorado por un cáncer de laringe y
por el tratamiento con mercurio para curar la sífilis al que se sometía, falleció
en Niza en 1840.
No sabemos si, en efecto, el alma de este
genio de la música sirvió de pago al mismísimo diablo, pero si sabemos que
Niccolò Paganini padeció el síndrome de Marfan. Por eso se convierte, con exceso
de méritos, en el músico de cabecera de nuestra galería de Marfanilustres.
Fuentes consultadas:
Wikipedia:
Biografías y vidas:
Con la mente abierta:
¡El violinista del diablo!, siempre me ha encantado este personaje para hacer un comic. Estupenda entrada, enhorabuena.
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