ENTREVISTA A DANIEL CAMARGO. ILUSTRADOR

"CUANDO MEJOR ME LO PASO ES CUANDO CONSIGO SENTIR, AL ILUSTRAR, EL MISMO ENTUSIASMO QUE SENTÍA EN MI INFANCIA, CUANDO UN DIBUJO ME ABSORBÍA TOTALMENTE, EL IMPULSO SALÍA DE DENTRO, Y NO ME ENTERABA DE LO QUE PASABA A MI ALREDEDOR" Conocemos un poco más, con esta entrevista, al ilustrador Daniel Camargo, quien se encargará de dar color al capítulo 11.

CREATIVIDAD

 ¿Quiénes han sido tus maestros(as)?
Huy..., muchísimos. En realidad son ídolos... ojalá fueran maestros porque eso querría decir que he llegado a aprender algo de ellos. Los nombro sin orden, tal y como me vienen a la cabeza: Moebius, Frank Miller, Hopper, Altuna, J.W.Turner, Hermenegildo Sábat, Chichoni, Van Gogh, Roberto Fontanarrosa, Sciammarella, M.C.Escher, Durero, Fati, H.R.Giger, Carlos Nine, Van Eick, y la lista podría seguir... Soy absolutamente vulnerable a este tipo de influencias, para ellos estoy siempre con la guardia baja.

 ¿Cómo se vende una idea?
Me encantaría poder decir que, si la idea es buena, se vende sola. Pero lamentablemente no es tan fácil. A veces, después de muchas horas de trabajo, sólo tienes un rato frente al cliente para venderla, y no siempre en las mejores condiciones. Creo que es fundamental confiar en uno mismo, saber construir un buen relato a la hora de transmitirla, y tener algo de empatía para poder ponerse en el lugar de aquél al que va dirigida. Esto te permite detectar aquellas facetas que le pueden interesar más, y potenciarlas al desarrollar ese relato. Y siempre, siempre, tienes que tratar que al final de la reunión el cliente se vaya creyendo que, en realidad, la idea ha sido suya... Cosas del ego.

 Eres tan bueno como tu última idea. ¿No te gustaría tener un trabajo más seguro?


Para nada. Barajar y dar de nuevo, continuamente, es lo que te hace sentir vivo y te permite crecer. He tenido oportunidades de buscar la seguridad y, consciente o inconscientemente las he boicoteado. Incluso en momentos como éste, de grandes dificultades económicas, en los que uno debería tratar de "tocar tierra", me cuesta enormemente cambiar el chip. Lo que hago es aumentar las revoluciones.

ILUSTRACIÓN

 ¿Cuál es tu especialidad en ilustración?
Prefiero considerarme más un todoterreno, que un especialista. Trato de adaptarme a los condicionantes de cada trabajo y al tiempo disponible, pero no creo tener un perfil definido. Obviamente creo que el hecho de tener una formación como arquitecto, y bastante experiencia haciendo perspectivas o croquis de edificios me ha influido bastante, pero soy muy ecléctico. En cuanto a la técnica, también soy flexible, he trabajado mucho con aerógrafo, tuve mi época de hiperrealismo con lápices de grafito, he usado rotring, acuarelas, pasteles, etc. Creo que lo importante es una buena idea y que, una vez que la tienes, ella sola te va dictando como seguir.

 ¿Has realizado estudios formales de arte, o eres autodidacta?
Soy muuuuy autodidacta, desde mi más tierna infancia. El mejor regalo que me podían hacer mis padres de pequeño eran libretas y lápices de colores, con los que me pasaba las horas dibujando. Y aunque he tomado clases de pintura en un par de ocasiones durante períodos relativamente cortos, lo hice más que nada para seguir una rutina y obligarme a producir trabajos con un cierto ritmo. De esas experiencias rescato a Kike Sanzol, un gran ilustrador argentino que realmente me aportó muchas cosas.

 ¿En qué se parece lo que dibujas hoy a lo que dibujabas durante tu infancia? ¿En qué ha cambiado?
Cuando mejor me lo paso es cuando consigo sentir, al ilustrar, el mismo entusiasmo que sentía en mi infancia, cuando un dibujo me absorbía totalmente, el impulso salía de dentro, y no me enteraba de lo que pasaba a mi alrededor. Ahora creo que lo llaman "Flow", y es lo que me suele pasar cuando trabajo en los bocetos iniciales de una nueva idea. Luego ya el desarrollo suele ser más estructurado, y entran en juego otros factores, otras influencias. Picasso dijo una vez que le llevó toda una vida aprender a pintar como un niño, y lo ideal sería lograr mantener viva esa espontaneidad y esa síntesis. No siempre se puede, pero al menos busco continuamente huir de "lo profesional" y mantener vivo el espíritu amateur. Para eso ilustro, para huir (sólo un ratito) de mi profesión, de las normativas, los condicionantes, los presupuestos... Y para seguir sintiendo que el dibujo es, básicamente, libertad.

 ¿Cuál era el cómic favorito de tu infancia?
Mi padre, en Buenos Aires, me compraba unos cómics de la segunda guerra mundial editados en España que yo devoraba: Hazañas Bélicas, dibujados por Boixcar, un verdadero monstruo. Además de eso, Corto Maltés, de Hugo Pratt, y Patoruzú, de Dante Quinterno.

 ¿Qué es lo que más te cuesta dibujar?
Los billetes de 500€. Pero lo sigo intentando.

 ¿Qué parte de tu trabajo lo realizas en papel y qué parte en digital?<
Trabajo mucho, pero mucho, en papel. Es donde me siento más seguro, y lo que realmente me hace feliz. Tengo miles de libretas y siempre llevo alguna encima. Luego escaneo y en el montaje final, trato de aprovechar las posibilidades que te brinda la tecnología. A mi, al menos, el dibujo a mano no sólo me permite ir a más velocidad, sino que me da más posibilidades de graduar el nivel de definición, y por lo tanto de crear imágenes más ambiguas, más "sugerentes". Y, mientras estoy trabajando, esa ambigüedad me permite descubrir cosas nuevas, que no estaban en la idea inicial, sorprenderme con esos descubrimientos y, finalmente, enriquecer el resultado final.